El ámbito de la ciencia y la tecnología puede ser un lugar hostil para cualquier cuerpo que no sea el hombre blanco cis y heterosexual. Sobre este tema transcurrió la sesión de Escuela de Activistas de Gorka Campandegui García el pasado 22 de junio. Para ponernos en situación, Gorka diseñó un juego de rol con subjetividades cruzadas por diferentes ejes de opresión para valorar el nivel de privilegio de cada una de ellas. A algunas de nosotras se nos hizo más fácil familiarizarnos con el rol que nos tocó ya que describe en cierto modo nuestra realidad; a otras en cambio, les resultó nuevo ponerse en una situación de total desigualdad. Esta dinámica nos sirvió para detectar los ámbitos que la ciencia y la tecnología ha castigado más a las corporalidades LGTBIQA+, y dar pie así, a la explicación teórica de la investigación TFM de Gorka, “Realidades LGBTIQA+ en Ciencia, Tecnología e Innovación”. 

Uno de los puntos fuertes de la investigación fue desmentir el falso dualismo entre el ámbito científico y el social. Ver  cómo se ha naturalizado que la ciencia puede ser un ente totalmente descontextualizado, una fuente de verdad absoluta que no está sesgada por ningún tipo de ideología. Además, según las investigaciones que Gorka recoge en su trabajo, no todas las corporalidades del colectivo viven con incomodidad sus puestos de trabajo en el ámbito CTI, siendo las personas trans y no binarias las más afectadas. Una de las cuestiones que contribuye a ello es la falta de concienciación sobre el tema, lo que hace que comentarios fuera de lugar o solo la normalidad heterosexual tengan cabida en la CTI. Y las consecuencias no son solamente una menor representación del colectivo en el sector, sino que también una mayor devaluación profesional en cuanto a la carrera profesional, un esfuerzo por no mostrar abiertamente la identidad y consecuencias negativas en la salud y en el bienestar. La heteronorma aprieta y nos quita vida y salud, un plus que se le suma a la explotación laboral que la gran mayoría de personas empleadas sufre, por implicar un ocultamiento del yo que socialmente ya está castigado y tiene una connotación negativa.

Pero esto no es un destino nato a las personas LGTBIQA+, e igual que se ha aprendido durante décadas a excluir, se le puede dar un giro con ejercicios de revisión en pro de garantizar una buena experiencia a las personas del colectivo. Como Gorka comenta en su trabajo, no es que solo salga perdiendo la gente del colectivo, sino que también toda la sociedad por todo el conocimiento que se está dejando escapar.