**Esta crónica ha sido elaborada por Mathi Gros, de Berdinak Gara
La semana pasada viajó desde El Salvador, el compañero Ever Hernández, miembro de la Asociación de Desarrollo Económico y Social (ADES) de Santa Marta (Municipio de Victoria, Depertamento de Cabañas). Nos mandó un mensaje video la compañera Bertha Zuñiga Cáceres del COPINH (Consejo cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras). Las alianzas, la creación de vínculos son esenciales para la lucha nos dicen Ever y Bertha, hija de la gran defensora Berta Cáceres asesinada hace ya 7 años.
Defienden su entorno, la convivencia y la vida en el territorio que habitan. ¿Qué pone en peligro el curso de la vida y del agua? La extracción y la explotación de los recursos naturales, provocando desplazamientos de la población, la contaminación de la tierra, del aire y del agua*. Sus defensoras, defensores y líderes están siendo duramente reprimidas. Este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, Santa Marta y ADES denunciaron ante el Parlamento Vasco la detención arbitraria de sus líderes comunitarios y las intenciones del gobierno salvadoreño de reactivar la minería metálica a pesar de estar prohibida por ley. “Poco podemos incidir desde aquí” les contestó algún miembro de la comisión de Derechos Humanos pero ellos vinieron a buscar aliadas.
“¿Y ustedes luchan acá por defender el territorio?” nos preguntó, hace 4 años en Bilbao, Stacey Velázquez del colectivo Otrans de Guatemala… En Europa también los industriales y gobiernos cómplices nos desplazaron, nos contaminaron la tierra, el aire, los ríos, las napas freáticas y quieren seguir y volver a hacerlo. Sus luchas y las nuestras nos hacen cuestionar y replantear nuestro modo de vida, es urgente encontrar cómo vivir en armonía con nuestro entorno como parte que somos de ello. Los constantes ataques a la vida debilitan las posibilidades de respuesta pero si vamos sumando las aliadas ¿acaso no seremos más fuertes?
* “La minería de metales tiene terribles consecuencias para el medioambiente y la vida porque destruye bosques, escasea el agua, genera drenaje ácido, causa enfermedades y deja enormes cantidades de desechos que constituye una amenaza mortal para las plantas, los animales y las personas. En El Salvador -dada su estrechez territorial, alta densidad poblacional y deterioro de los bienes hídricos- estos daños ponen peligro la continuidad de la vida y la existencia del país, sobre todo porque los pretendidos proyectos mineros se ubican en la franja norte del país que es la cuenca del Río Lempa, el principal afluente nacional. En Centroamérica, El Salvador es el país con el mayor deterioro de los bienes hídricos: posee la menor reserva de agua dulce y el 90 % de sus ríos están contaminados”#LibertadYa