El Salvador frente a la minería metálica: de la prohibición ejemplar al riesgo de un retroceso ambiental y social
A continuación, os compartimos la crónica escrita por la profesora Miren Martínez, participante en la mesa en contra de la minería realizada el pasado 27 de marzo:
En 2017, El Salvador fue el primer país en el mundo en prohibir por ley la minería metálica, una actividad señalada por su impacto destructivo sobre la tierra, el agua y la vida. Así, este pequeño país de Centroamérica se convirtió en un referente de la lucha contra la minería. La aprobación de esta ley, celebrada como un triunfo ciudadano y ambientalista, parecía blindar al país contra las ambiciones extractivistas. Con su reciente derogación, la minería metálica asoma de nuevo con fuerza, encendiendo las alarmas dentro y fuera del territorio salvadoreño.
Desde este contexto, en las jornadas sobre minería celebradas el pasado mes de marzo en Bilbao se abordaron los impactos que esta actividad tiene no solo sobre el medio ambiente, sino también sobre la población civil. Como se discutió en Bilbao, la reactivación minera representa también un peligro latente para la salud humana, en especial por el uso de cianuro, un método tóxico, ineficiente y poco generador de empleo y desarrollo local.
A pesar de todas las advertencias al respecto realizadas por múltiples organizaciones salvadoreñas, el gobierno de este país sigue en su empeño de activar la minería. Bajo el régimen de excepción instaurado en 2022, manifestarse en contra del modelo minero puede costar la libertad. Ya son cerca de ochenta y cinco mil las personas capturadas en el marco del régimen de excepción, según el informe realizado por el Programa de Derechos Humanos del SSPAS, y la mitad de ellas son jóvenes. La detención hace veintiséis meses de los cinco líderes ambientalistas muestra el uso del sistema judicial para perseguir el activismo ambiental. Esta detección responde a intereses políticos que pretenden detener las luchas comunitarias contra la explotación de recursos naturales. Además, las familias sufren la criminalización de sus seres queridos durante todo el proceso.
Pese a la situación actual, la minería metálica ha logrado lo que pocas causas han conseguido en años: unir a sectores tradicionalmente muy distantes. La Iglesia católica, colectivos ambientalistas y diversas organizaciones sociales han encontrado en esta amenaza común un motivo para articularse y alzar la voz. Todas ellas buscan movilizar a la población contra lo que consideran una amenaza a la vida, la salud y el medio ambiente del país.

Os animamos a apoyar la campaña de ADES en resistencia contra la minería, “Aquí vivimos , aquí resistimos” : https://www.adessantamarta.sv/