Crónica de Mónica García, compañera de ISF
No hay duda de que la humanidad se enfrenta a un futuro incierto. Que nuestro modelo actual de consumo es incompatible con un planeta de recursos finitos es algo de lo que cada vez queda menos gente a la que convencer.
Y sin embargo, al borde del colapso en muchos frentes, una gran mayoría pone la mano en el fuego por nuestra gran y única aliada universal, aquella que nos permitió labrarnos nuestro lugar en el mundo e incluso llegar a las estrellas: la tecnología. Proyectamos un futuro de salvación con energías renovables, coches eléctricos, inteligencia artificial e internet accesible a todo el mundo vía satélite. Joseba Sainz, no obstante, nos invitó a sentarnos a cuestionar este status quo.
Todos somos conscientes, en el fondo, de que ninguna de estas tecnologías es completamente inocua. La extracción minera y residuos tóxicos producidos por los dispositivos electrónicos, presentes en todas estas soluciones, tienen un impacto socioambiental que no podemos pasar por alto. Las tecnologías de la información presentan también riesgos para nuestra salud mental, dinámicas sociales y vulnerabilidad de nuestros datos.
Un largo etcétera de aspectos, ampliamente constatados por investigaciones de organismos internacionales, que hacen que el concepto de “desarrollo sostenible” parezca un oxímoron. ¿Cuál es entonces nuestra alternativa? No podemos volver atrás y tampoco cerrar los ojos y cruzar los dedos mientras avanzamos a toda velocidad en un tren descarrilado.
Joseba puso un poco de luz en en este asunto, presentando las corrientes de pensamiento que desde hace unas décadas se contraponen al tecnooptimismo ciego. La tecnología nos permite el acceso a condiciones de vida dignas, pero debemos definir qué requisitos hacen a una tecnología “apropiada”, con qué indicadores medimos nuestro bienestar y cómo incluímos en ellos los límites físicos de la naturaleza. Un proceso crítico que requiere mirar más allá de las herramientas en sí y que muchas iniciativas de investigación comienzan a adoptar, demostrándonos que una nueva tecnología es posible