Crónica de Pepe Ruiz, compañero de ISF Euskadi.
Cuando en 2019 desde ISF-MGI publicamos el Cuaderno de Trabajo: “Camino hacia la transformación social: Trabajos de Fin de Grado y de Fin de Máster como herramienta de cambio”, reconocíamos las limitaciones que percibíamos en aplicar una perspectiva de género en las investigaciones, a la vez que dábamos el salto hacia las metodologías de investigación feminista como forma de cuestionar la manera misma de construcción de conocimiento.
Esta evolución en nuestro posicionamiento nos invitaba a explorar nuevos caminos en nuestra forma de acompañar TFG/TFM, a la vez que nos situaba en frente de todo el trabajo que teníamos pendiente como organización que pretende impulsar investigaciones al servicio de la transformación ecosocial.
En este camino nos encontramos con el gran reto de desentrañar cómo entrarle a esto que llamamos metodologías de investigación feminista. Y no sólo por la complejidad que se abre ante nosotras, sino por muchas otras dificultades que han ido apareciendo. Entre ellas, la diferente profundidad que unas y otras damos a estas metodologías: desde las que consideran que desagregar datos ya es aplicar metodologías feministas, a las que promovemos revolucionar el sistema entero de construcción de conocimiento. Por otro lado, las alarmas que se nos activan cuando vemos que el mercado (y la academia ligada a él) tiende a apropiarse conceptos y neutralizar su potencial transformador. Asimismo, se nos abre la inquietud por empezar a hablar de metodologías eco-feministas, y así poner el foco en la necesaria interdependencia que queremos conseguir. Por último, y más importante: la necesidad de deconstruirnos también nosotras y nuestras formas para seguir avanzando.
En medio de todas estas reflexiones, hemos decidido tirar del hilo de la devolución. Su práctica es sólo una de las aristas presentes en el mosaico de elementos que conforman las metodologías de investigación feministas. Una arista que, a través de prácticas concretas, supone un revulsivo en términos éticos, metodológicos y epistemológicos. En los próximos días, os compartiremos un cuaderno de trabajo elaborado desde ISF/MGI que sitúa la importancia y trascendencia del concepto de devolución como un primer paso para ir asentando ideas claves. Permanezcan atentas.
COMO ORGANIZACIONES, como vamos a acompañar si aún no tenemos este bagaje?
– Aún no estamos en este punto, primero hace falta un replanteamiento político para cuestionarnos nuestras propias prácticas. Lo que ocurre es que los tiempos nos matan, lo urgente se como a lo importante y la reflexión interna siempre queda en un segundo plano al que nunca llegamos.
– Sí se están dando sin embargo algunas prácticas feministas si tenemos en cuenta los valores feministas que impregnan algunas de nuestras organizaciones, o las prácticas de educación popular que llevamos a cabo.
– Ejemplo: hacemos rondas de emociones pero luego no hay espacio para trabajar lo que en las rondas sucede. Corremos el peligro de instrumentalizar las emociones.