Frente al llamado “distanciamiento social”, la fuerza de las respuestas colectivas. El pasado mes de junio os convocamos a un espacio de diálogo en el que pudimos constatar la importancia de los movimientos comarcales y de barrio para afianzar nuestra realidad de interdependencia y hacer frente a las múltiples emergencias que vivimos. Mercè Cortina (especialista en movimientos sociales e identidad barrial), Fernando Fantova (Sanfran Auzo Sarea) y Mati Iturralde (Zuia, ElkarZainduz) nos ayudaron a ir desgranando algunas de las dinámicas grupales que se han dado para la generación de comunidad en un contexto tan difícil como el que hemos pasado.
Empezamos nombrando tres de las grandes tensiones que se han re-activado en estos tiempos de pandemia global. Por un lado, la tensión entre egoísmo y solidaridad, donde el miedo al otro, a la otra, podía ser superado por redes de solidaridad que enfrentaban el individualismo. Por otro lado, la tensión entre lo económico y lo social: una trampa que oculta la gran relación que las une y la importancia de generar alternativas colectivas que enfrenten los retos de ambas dimensiones. Y por último, el totalitarismo, frente al empoderamiento ciudadano: en unos tiempos donde hemos experimentado los mayores niveles de control y vigilancia, la solidaridad ha salido a flote. Tres frentes de batalla en los que el barrio, como forma político social, ha jugado un papel fundamental.
Y justo de este hecho nos habla la experiencia de Sanfran Auzo Sarea. Aquel grupo de whatsap de no más de 30 personas en los primeros días de confinamiento, hoy se constituye como una red de más de 100 personas que sigue construyendo un barrio más humano más allá del estado de alarma. Desde sus inicios, la red ha aglutinado prácticas diversas que han ido desde el apoyo en la realización de compras, a la defensa del centro de salud del barrio,o la generación de un bono en el comercio local para que personas con dificultades puedan cubrir parte de sus necesidades…
Casi desde las antípodas sociológicas, el caso de Zuia nos habla de un territorio en el que todo el mundo se conoce, lo cual no impide que surjan otras problemáticas precisamente ligadas a este hecho. Frente a un sistema sanitario y de intervención social rígidos, unas cuantas personas pensaron que había que crear una red, hacerse visibles en un entorno rural en el que muchas veces permanecen ocultas. En su proceso, los medios de comunicación colectivos locales han sido fundamentales, propiciando espacios de relación y reflexión para un conocimiento más profundo del pueblo y sus habitantes. Como señalaba Mati Iturralde, para que no se patologicen los miedos y preocupaciones es importante salir de lo individual y abordarlas de forma colectiva.
Dos horas de diálogo en torno a unas redes que han sido y son un agente de transformación, demostrando que el acercamiento social, con sus dificultades y limitaciones, es la llave que nos lleva al reconocimiento de nuestra interdepencia.