Crónica de Elena Gómez, estudiante del seminario Desarrollo, Cooperación, y Tecnologías para la Transición Ecosocial.
El mito de que los países del Sur global son pobres por naturaleza está bastante extendido en nuestra sociedad, sin embargo, no se trata de países pobres sino empobrecidos. La pobreza como tal no existe, sino que ha sido creada, y el problema no es que los países del Norte global no hayan encontrado una forma de solucionarlo, sino que básicamente han actuado para impedirlo enriqueciéndose a partir del empobrecimiento del resto del mundo. El desarrollo de los países más ricos se ha basado en injusticias como la colonización, esclavitud, tratados desiguales, mano de obra barata… Estas relaciones de explotación se han podido observar claramente a lo largo de la historia y aún siguen presentes, por ello, se deben cambiar. La solución a la pobreza no se debe enfocar desde un punto de vista caritativo, ya que, lejos de sus objetivos, la ayuda, en definitiva, perpetua la pobreza. Los donaciones y préstamos han contribuido a un crecimiento más lento y a crear dependencia hacia los países ricos. Por esta razón, la solución a la pobreza se deberá basar en la formación y capacitación de las sociedades y la oportunidad de que ellos mismos comercien con sus productos en una economía global más justa.
