Crónica de Elena Gómez Bravo, estudiante del seminario Desarrollo, Cooperación, y Tecnologías para la Transición Ecosocial.
La inviabilidad del actual sistema económico es obvia, y queda reflejada en los problemas de
contaminación y falta de recursos que padece nuestra sociedad. Por esta razón, es necesario
un nuevo planteamiento de la economía alejado del convencional que únicamente tiene en
cuenta el crecimiento económico sin límites y deja de lado los componentes sociales y
ambientales. En este contexto surgen nuevos pensamientos como la Economía Ambiental y
Economía Ecológica.
La Economía Ambiental sigue buscando el crecimiento económico, pero
trata de minimizar los problemas ambientales que genera, por ello, aunque sea más sostenible
que la convencional, aún tiene puntos débiles que no aseguran una sostenibilidad a largo
plazo. Por el contrario, la Economía Ecológica considera que la economía es un subsistema de
un sistema mayor y finito, el ecosistema Tierra. Este tipo de economía pone en duda el
pensamiento clásico de crecimiento ilimitado, y propone la disminución controlada del
productivismo y del consumismo. La economía ecológica también se preocupa por la justicia
ambiental, es decir, la distribución de los costos ambientales y acaparamiento de recursos
entre países y grupos sociales que participan en la economía, desarrollando indicadores como
la huella ecológica o la deuda ecológica.
En conclusión, para poder obtener una calidad de vida digna no es el medio ambiente el que
debe adaptarse a nuestra economía y estilo de vida, sino que somos nosotros quienes
debemos adaptarnos a las condiciones del planeta y por ello la Economía Ecológica es la única
opción viable.