Cada vez son más los espacios en los que los hombres nos reunimos o se nos invita a reflexionar sobre nuestra posición en el mundo, nuestros privilegios y nuestras formas de actuar. Esta vez han sido las compañeras y compañeros de ISF-MGI junto con el grupo de masculinidades de Santa Marta (El Salvador) y Piper Txuriak (grupo de hombres de Bilbao) quienes han abierto este espacio para compartir.
Mediante una propuesta sencilla, las personas que hemos participado, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre diversos temas relacionados con la masculinidad, su construcción y sus privilegios, además de conocer la trayectoria de dos grupos que hasta el momento no se conocían y cada uno desde su espacio físico (unos en El Salvador y otros en Euskal Herria) y su recorrido han compartido sus saberes y experiencias.
Esta experiencia de compartir desde diferentes lugares y experiencias vitales ha dejado claro que el sistema patriarcal es un sistema global que se expresa de manera diferente, pero siempre bajo la misma lógica de poder de los hombres y opresión hacia las mujeres. Una de las reflexiones que más me han gustado de este espacio, ha sido que al compartir desde las vivencias personales cómo ha sido la construcción de la masculinidad de cada uno, se ha visto que, en algunos casos mediante mensajes más explícitos, y más implícitos en otros desde pequeños y a lo largo de nuestra vida se nos ha puesto la masculinidad hegemónica como modelo de lo que es “ser hombre” y a lo que tenemos que aspirar. Aun sabiendo que es un modelo imposible de alcanzar, y que no es universal, sino que esta varía en el tiempo y el espacio, amoldándose a la sociedad para mantener siempre su cupo de poder y privilegio.
Cuando hablábamos de este tema, también surgía una idea que me parece clave en este caso. Es interesante ser conscientes como hombres de lo que nos perdemos en la vida por tratar de encajar en la masculinidad hegemónica y en el daño que nos hace(mos), pero nunca caer en el victimismo, ya que a pesar de eso (o gracias a eso), nos mantenemos en el espacio del poder y el privilegio.
Desde este punto es desde donde se comenzó a hablar del papel de los hombres en el camino a la igualdad y las diferentes estrategias para ponernos en marcha o seguir caminando. Nuestro deber empieza en nosotros mismos, en abrir los ojos, sabernos opresores, y como comentaban un compañero y una compañera en el cine foro; permitirnos habitar la incomodidad y hacerla productiva para poder transformar(nos). Quedó claro por lo compartido, que uno de los focos de acción más importante (y muchas veces más difícil) para los hombres, es el entorno cercano. Tenemos que ser capaces de interpelar a amigos, padres, hermanos, compañeros de trabajo, colegas del gimnasio, etc. Hay que romper con la complicidad masculina y estar dispuestos a dar un paso adelante para señalar las acciones machistas que vivimos en nuestro día a día.
Son varias las estrategias que se compartieron como grupos de hombres que buscan la igualdad; generar espacios de cuestionamiento y debate, posicionarse públicamente, participar en espacios educativos (formal, informal, no formal), acompañar las luchas y reivindicaciones feministas y buscar alianzas estratégicas.
Además de esto, cerramos con la reflexión de que no podemos quedarnos en mirar solamente el sistema sexo-género y sus relaciones de poder. Hay que ser conscientes de que el poder tiene diferentes formas de expresarse y oprimir, generando diversos sistemas como clase social, campo-ciudad, color de piel, orientación sexual, identidad cultural, religión, etc.
En definitiva, fue un espacio acogedor, sencillo y valioso, que nos permitió hacer una pausa en nuestro día a día para reflexionar y compartir sobre los hombres que somos y los que queremos ser.