Desde finales de enero hasta finales de marzo Nagore Cebrián tuvo la oportunidad de conocer la comunidad de Santa Marta (El Slavador), sus costumbres y sus gentes a través de una estancia donde además pudo desarrollar parte de su TFG. En las siguientes líneas encontraréis sus reflexiones.
La estancia tuvo como objetivo acercar la energía alternativa, en concreto la solar fotovoltaica, a la comunidad. Para ello se realizaron seis talleres con un grupo de 20 personas. De las cuales un 20% fueron mujeres, frente al 80% de hombres. Desde un primero momento se pretendía formar un grupo mixto, mitad mujeres y mitad hombres; sin embargo, no fue posible y la brecha de género en temáticas tecnologías fue presente. Por lo que, para futuros procesos se valoró positivamente hacer dos grupos no mixtos e impartir paralelamente los contenidos de los talleres. La metodología de los talleres estaba basada en la educación popular y los nuevos conocimientos fueron construidos entre todo el grupo, reflexionando en conjunto y aprendiendo todos de todas.
Además de los talleres, se evaluaron varios tejados de la comunidad con el fin de saber si son compatibles con la tecnología fotovoltaica.
A continuación, os encontraréis con una especie de diario semanal, donde cuento las principales tareas desarrolladas a lo largo de casa semana.
Primera semana: Conociendo el entorno
Tras un largo viaje llegue a El Salvador con nervios y mucha ilusión. Los primeros días fueron un poco ajetreados: hacerse al horario de allí, visitar las oficinas de ADES, conocer a mucha gente, descubrir donde iba a vivir los siguientes meses… Fueron días de adaptación, organización y descubrimiento.
Segunda semana: Formando el grupo de energía
Aspectos como la temática de los talleres, el grupo de participantes y la metodología educativa, entre otros, fueron cuestiones que se comenzaron a trabajar desde los meses anteriores.
Por lo tanto, al llegar se hizo una convocatoria a las personas interesadas en las jornadas de energía alternativa para tener un primer contacto y concretar los días de los talleres, del funcionamiento del grupo, etc.
Tercera semana: Comienzan los talleres
En un proceso de este tipo, antes de comenzar con aspectos técnicos, es importante ajustar las expectativas (de los participantes y la facilitadora) y crear una especie alianza para un buen funcionamiento y convivencia del grupo, comprometiéndose a cumplirla. Tras conocernos entre todas y conversar, se hicieron varias actividades para saber qué es la energía, qué tipos hay y reflexionar sobre ella. ¿Para qué se necesita la energía en la comunidad? ¿Cómo se quiere generar y consumir? ¿En manos de quiénes y para quiénes se quiere? En la siguiente imagen se ven algunos de los murales hechos por las personas participantes.
Cuarta semana: Reflexionando sobre la energía que se consume
En el segundo taller siguieron reflexionando sobre qué, cómo, para qué y para quiénes/de quién les gustaría que fuese la energía de la comunidad. Cada persona hizo su propia reflexión, pero todos estaban de acuerdo en qué la energía debía ser limpia y renovable, de producción autónoma; para el consumo del hogar, para iluminar un poco la comunidad y para proyectos sociales; y para toda la población de Santa Marta y en manos de una administración comunitaria para poder dar un buen servicio.
También se hizo una actividad para conocer y reflexionar sobre la privatización de la energía en el país, la política energética nacional y la pobreza energética desde una perspectiva ecofeminista. Para ello leyeron un texto entre 4-5 personas y después se hizo una puesta en común.
Simultáneamente, esta semana se comenzó con el proceso de evaluar los tejados de la comunidad. El primer paso fue identificar las cubiertas con mayor potencial fotovoltaico sobre un mapa.
Quinta semana: Aspectos a tener en cuenta en una instalación solar FV
Después de dos talleres reflexionando sobre energía, llegó la hora de realizar un ejercicio por grupos. Con esta actividad se pasó todo lo aprendido hasta ahora en práctica y se siguió aprendiendo nuevas cosas. Tras explicar diferentes conceptos técnicos como el funcionamiento de una placa fotovoltaica, la orientación e inclinación óptima de las placas, la distribución sobre una superficie y otras características más; se hicieron 4 grupos y a cada uno se le entregó una situación a través la cual tuvieron que trabajar los diferentes conceptos explicados anteriormente. Cada grupo trabajó en el diseño de una instalación fotovoltaica diferente y en el próximo taller se hizo la puesta en común.
Durante esta semana también comencé a organizar las visitas a las viviendas con mayor potencial solar, para poder ir durante las siguientes semanas.
Sexta semana: Diferentes propuestas para la comunidad
Tras dos largas jornadas de diseñar una instalación fotovoltaica, los grupos comenzaron a compartir el trabajo realizado con los otros grupos. La puesta en común fue muy interesante y cada grupo tenía una instalación con unas características diferentes al resto.
Por ejemplo, el grupo 4 debía elegir dónde hacer una instalación fotovoltaica: En el complejo educativo de la comunidad o en una colonia que no cuenta con alumbrado nocturno. Primero, eligieron diseñar la instalación en la colonia porque así pueden mejorar la calidad de vida de la colonia y de las personas que tengan que transitar por esas calles, aumentando la seguridad de caminar por la zona en horas nocturnas. Después, analizaron la zona y decidieron donde iban a colocar cada farola, haciendo el siguiente dibujo.
Después calcularon el consumo eléctrico de las farolas y fue de 1.752 kWh al año, por lo que decidieron poner 4 placas solares de 450 Wp cada una. En conclusión, diseñaron una instalación de 1,80 kWp de potencia y decidieron poner baterías para almacenar la electricidad durante el día y poderla usar por la noche.
Comenzamos con las visitas y entre 2-3 participantes de los talleres explicábamos a los propietarios de la casa la tarea que íbamos a realizar. De forma que en cada casa mediamos la largura y anchura del tejado, valorábamos el estado y sacábamos varias fotos.
Séptima semana: Seguimos reflexionando sobre la energía
En este penúltimo taller se trabajó la pobreza energética a través de varias dinámicas y entre los todos los participantes sacaron las siguientes conclusiones: La pobreza energética no es igual en todos los países del mundo porque no todos los países tienen los mismo recursos naturales y económicos. Detectaron que la raíz del problema reside en las políticas del estado (muchas veces favorecedoras para los grandes consumidores), a nivel institucional (grandes empresas con el foco en el lucro económico) y a nivel individual (por los problemas económicos para pagar las facturas y por no tener un acceso a servicios energéticos de calidad). Y detectaban que factores como la desigualdad económica, el área geográfica, los pocos recursos, los precios desorbitados de la energía y la red distribuidora con deficiencias eran algunos de los factores que determinan la vulnerabilidad energética de las personas y territorios.
Evaluar una a una cada cubierta de la vivienda es una tarea que requiere tiempo, pero se conseguimos visitar casi todas las viviendas y, por suerte, la mayoría de ellas eran adecuadas para implementar un sistema solar.
Octava semana: Práctica con un panel solar y despedida
Llego la última semana y junto a ella las despedidas, tocaba cerrar el proceso formativo y se hizo a lo grande: A través de una práctica con un panel solar, inversor, batería… Durante la última sesión todos los conocimientos teóricos adquiridos a lo largo de los talleres anteriores se pudieron poner en práctica. Fue un taller muy esperado por los participantes y además de pasarlo bien, aprendimos mucho. El taller culminó con una evaluación final y la entrega de diplomas de participación.
El grupo de energía terminó con mucho interés de seguir aprendiendo más sobre la energía solar y, sobre todo, con las ganas de llevar a cabo una instalación fotovoltaica en la comunidad. Esto solo ha sido un primer contacto, ahora toca seguir trabajando hacía una soberanía energética justa.
Peero, no todo fue trabajar. También pude hacer excursiones en la naturaleza, participar en eventos tradicionales, aprender una danza salvadoreña, disfrutar de las playas del océano Pacífico, conocer la capital e incluso visitar un volcán. La verdad que ha sido una experiencia inolvidable y llena de aprendizajes tanto académicos como personales.
No puedo acabar sin dar las gracias a ADES e ISF Euskadi por su acompañamiento y hacer posible este proyecto. Y gracias también a Santa Marta por acogerme como una más, ¡hasta pronto!