Crónica elaborada tras la sesión del cine-foro e intercambio de experiencias: “Alternativas comunitarias ante la persecución del colectivo LGTBIQ+”.
Tras sentarnos para hablar y reflexionar sobre la situación del colectivo LGTBIQ+ en El Salvador tras las elecciones, las compañeras de Santa Marta en El Salvador lo tenían claro: integrar a más comunidades y personas en el tejido asociativo es clave para resistir y luchar por un cambio social. Además de sensibilizar, educar y capacitar a la población sobre temas de vulneración de derechos y persecución a este colectivo. Construir una red fuerte, en la que personas del colectivo se sientan acogidas, apoyadas y tengan espacios seguros para conocerse a sí mismas y desarrollarse sin tapujos y prejuicios. Es el punto de partida para empoderarte, sentirte orgullosa de quién eres y organizarte para luchar en colectivo.
La visibilización de los retos y dificultades del colectivo LGTBIQ+ es un elemento central para incluir en la lucha social para no dejar a nadie atrás. Es ahí donde reside uno de los principales elementos a concretar: cuando hablamos de que nadie quede atrás, de que se vulneran Derechos Humanos… ¿Quién es ese nadie? ¿a quién específicamente vamos a integrar? ¿queremos realmente realizar una lucha de mínimos o ir a la base del problema y visibilizar quiénes concretamente están siendo atacadas?
En este espacio, reflexionamos sobre la necesidad de hacer propia la lucha ajena, poniendo el foco en los hilos invisibles que nos unen y no en los que nos separan. Hablamos de superar la cancelación y la desautorización para hablar por considerarnos fuera de una lucha o problema social. No se trata de privatizar las identidades, no se trata de que nos preocupemos solo de nuestros conflictos y resistencias, la lucha del colectivo LGTBIQ+ es de todas y de todos. Se trata de ponernos en diálogo, reconocer nuestras diferencias, y lanzarnos a realizar análisis complejos. Debatiendo, reflexionando y confundiéndonos; confundiéndonos mucho, pero siempre hacia delante -con firmeza pero con ternura- y sin perder nuestro trasfondo político.