Tras realizar varios encuentros en los que pudimos conocer de primera mano la labor de defensoras del territorio y de los Derechos Humanos, nos queríamos preguntar por los mecanismos y redes de solidaridad que se activan para la protección de estas defensoras. ¿De qué forma operan? ¿Hasta qué punto están resultando adecuados? Muchas de las defensoras hacen frente a formas de violencia por motivos de género, como violencia sexual y amenazas, hostigamiento y campañas de difamación vinculadas a su condición de mujer. Ante esta situación, nos planteamos: ¿qué papel podemos desempeñar las entidades del Norte Global para dar apoyo en la defensa en la conflictividad?
Fernando Armendáriz, activista de derechos humanos de Protection International, nos comparte algunas de las claves que es importante considerar. Defender Derechos Humanos significa enfrentarse a poderes económicos, supone una lucha permanente contra todos los tentáculos que emanan del extractivismo. Se trata de una actividad de alto riesgo que, en el caso de las mujeres, cuenta con un extra de vulnerabilidad al no verse siempre acompañadas en su lucha por sus comunidades. En este contexto, Protection International propone un acompañamiento que fortalezca lo comunitario e incida en el ámbito internacional, pasar de los mecanismos de protección a las políticas públicas.
Al abrir el diálogo entre las asistentes, escuchamos testimonios desde distintas posiciones, desde defensoras que se han visto obligadas a alejarse de sus territorios por las amenazas recibidas, a activistas del Norte global que siguen repensando su forma de posicionarse en el tablero global de la solidaridad internacional. En este sentido, se incide en la importancia de revisar los privilegios desde los que partimos para poder hacer un acompañamiento adecuado a las personas que están en primera línea poniendo su cuerpo. Todavía nos queda mucho camino por recorrer en ese sentido.
Dinámicas que se han visto complejizadas ante una pandemia global por la que muchos Estados han encontrado la excusa perfecta para suspender muchas medidas de protección. Si aplicamos una perspectiva feminista, ligada a necesidades psicoafectivas, justo en momentos como el actual es más importante que nunca fortalecer las medidas de acompañamiento, apoyar en el sostenimiento emocional de defensores y defensoras, yprepararnos para el nuevo embate que se acerca ante una mayor privatización de los bienes comunes.
A más agresiones, más lucha y resistencia. Pero también, no nos olvidemos, más y mejor acompañamiento.