Crónica – Sesión 1 del Cine-Foro e Intercambio de experiencias
El pasado 10 de Febrero, a través de la plataforma de jitsi, pudimos conectarnos con las compañeras de El Salvador para reflexionar sobre el papel que tienen las semillas en la soberanía alimentaria.
Primero, vimos el documental “Minka Semillera”, una casa de semillas criollas, con el que pudimos apreciar que se trata de un santuario de la abundancia y de la soberanía. Esta experiencia está dinamizada por Mujeres de la municipalidad de Florencio Varela en Argentina. Guardan y comparten semillas; organizándose para ver qué siembra cada una, compartiendo los procesos (cuándo germina, florece, da fruto…), haciendo así un seguimiento colectivo de todo el proceso y dándose la multiplicación de forma colectiva. De este modo, como las semillas les proporcionan alimento y medicina, las productoras son libres, las semillas les dan independencia, soberanía.
Después, tuvimos el placer de escuchar a Rosina Enzunza y Piter Nataren. Rosina, trabajó para la red de semillas de Euskal Herria. Esta red tenía como objetivo recuperar las semillas y el conocimiento asociado a ellas, conocimiento que tienen sobre todo las personas mayores en zonas rurales y donde se estaba perdiendo la agricultura. Rosina destacó que había mucha sabiduría en pocas personas, con huertos pequeños. Piter en cambio, está trabajando en un programa de agricultura hidropónica, destacó que este sistema les obligaba a depender de los insumos occidentales, por lo que están trabajando en conseguir autonomía y ser más resilientes al cambio climático.
Después, Piter nos acercó la realidad en torno a las semillas en El Salvador. Nos explicó que, al no haber mucha experiencia de intercambio de las mismas, se agravan las reticencias existentes a la hora de producir vegetales, ya que las semillas son necesarias en el proceso. Esta realidad se perpetúa que el 70% de los vegetales que se consumen en El Salvador sean importados, este hecho es un problema, porque como no tienen controles sanitarios el consumo de esos vegetales terminan siendo un problema para la salud. Con el objetivo de darle la vuelta a la situación quieren crear un banco de semillas con todas las características que se requieren, de este modo, no sólo pretenden ganar autonomía con respecto a las semillas (hemos perdido el 80% de las semillas que teníamos), sino que quieren controlar la producción y el modelo bajo el que se hace. Además, se atajaría la problemática del hambre junto con la salud.
Rosina, al recordar todo el conocimiento que recogió a través de su trabajo de investigación, expresó estar de acuerdo con la idea que se aprecia en el documental de que la labor del cuidado de las semillas es ciencia, aunque no moderna. Tuvimos la suerte de escuchar el análisis que hizo de los semilleros que había en los caseríos, donde no sólo destacó el conocimiento detrás de la estructura en sí, sino la sostenibilidad real que había en ellas (y de la que carecemos hoy día). Otra idea asociada a la soberanía alimentaria y que nos ayudó a seguir ampliando el concepto profundizando más allá de las semillas, surgió cuando Rosina destacó la importancia de los árboles frutales y nos recordó que en Euskal Herria nos alimentábamos durante todo el año gracias a ellos.
En el documental pudimos ver que el campo de las semillas es un campo de batalla, Piter destacó que Monsanto se había quedado con las pocas semillas que tenían en El Salvador y que en los intercambio comunitarios que quedan, la que se da entre los grupos de productoras, no hay certificación, y por lo tanto, no se les reconoce validez ante registro sanitarios. Rosina puso el acento en las producciones ecológicas, denunció que se están reproduciendo las mismas dinámicas existentes, reproduciendo patrones convencionales, y que no se está recuperando soberanía de ninguna manera. Además, destacó que este tipo de alimentos necesitan insumos que pueden ser perjudiciales para la salud también y que no se reclama. Finalmente, puso encima de la mesa que las certificadoras están simplificando los procesos y los usos ligados a lo agrícola y la nutrición.
Profundizando en las prácticas hegemónicas que además de reducir la soberanía son extractivas, Piter contó cómo desde España se habían robado semillas de un tomate resistente de su comarca y Rosina puso en valor cómo las semillas Latinoamericanas salvaron a toda la cornisa cantábrica del hambre hace muchos años y defendió la solidaridad entre campesinos frente a las prácticas de extractivismo que se están dando hoy en día.
Para finalizar reflexionamos sobre si la pandemia introdujo cambios en las dinámicas asociadas al cuidado de las semillas, mientras que Piter nos contó el trabajo que realizaron en Santa Marta para alimentar a la comunidad que se quedó sin acceso a alimentos cuando las fronteras fueron cerradas. Compartieron la producción y las semillas que tenían para asegurar la seguridad alimentaria de la comunidad. Rosina en cambio no sabía evaluar el alcance con respecto a las semillas, recordó la lucha de las baserritarras para reabrir las azokas locales y cómo se fomentó la compra de cestas por parte de particulares, pero considera que en Latinoamérica hay más tendencia a trabajar comunitariamente.