Crónica realizada a partir de la sesión “Comunidades energéticas: aproximaciones desde un análisis técnico”
Cuando nos encontrábamos diseñando el encuentro sobre comunidades energéticas que se realizó en Basoa el pasado mes de septiembre, había una necesidad muchas veces repetida dentro del grupo: necesitamos gestionar los miedos que frecuentemente surgen en torno a los temas técnicos que rodean a la constitución de comunidades energéticas. Como sabemos, el mundo de la generación, distribución y comercialización de energía está caracterizado por su opacidad y su complejidad. Y, seguramente, no será fruto de la casualidad que presente esos rasgos.
La construcción de soberanía desde abajo implica dominar unos conceptos mínimos en torno al mundo energético, a fin de que podamos sentir la soltura y confianza suficiente para entender qué estamos haciendo, de qué herramientas precisamos y hacia dónde nos estamos encaminando. Para tratar de avanzar en esa dirección, diseñamos un espacio de diálogo en el que poder centrar la mirada sobre los aspectos técnicos básicos que es necesario entender para que la inseguridad no nos paralice.
Junto a las experiencias de Barrizar y Goiener, las personas asistentes al encuentro sobre Comunidades Energéticas pudieron expresar sus dudas en torno a aspectos tan diversos como los criterios de entrada y líneas rojas en la constitución de comunidades energéticas (¿aceptamos empresas? ¿al Ayuntamiento? ¿a la tienda del barrio?), cuáles son las definiciones legales existentes y de qué manera señalar a las experiencias que no tienen entre sus fines la generación de soberanía energética o sobre cuáles son las posibilidades de financiación existentes (¿aceptamos subvenciones? ¿trabajamos con cuotas? ¿con proyectos)?.
Un espacio sin guion predefinido que fue fluyendo siguiendo los caminos que abrían las dudas de las personas asistentes. Una experiencia práctica que demostró cómo reflexionar en colectivo, es el mejor antídoto para la gestión de inseguridades.