En la pasada Escuela de Activistas nos propusimos reflexionar sobre Educación emancipadora en clave feminista. De la mano de Gema Celorio, Técnica de Educación de Hegoa, fuimos descubriendo algunas claves necesarias para entender todo su potencial. El primer paso se centra en poner el foco en la persona, parada necesaria de todo proceso de educación que quiera ser emancipador. Reconocernos como sujetas activas de nuestros procesos de aprendizaje, indagar sobre cómo construirnos como sujetas críticas que generen movilización social. Sólo desde ahí podremos dibujar horizontes para la transformación.
Esta propuesta implica que, necesariamente, tenemos enfrente el reto de desmantelar los elementos que construyen el pensamiento hegemónico. En un contexto neoliberal que mina el poder de personas y pueblos, no nos queda más alternativa que reapropiarnos de lo que nos fue arrebatado. Movernos de lugar para conseguir enfoques que apuesten por la sostenibilidad de la vida. ¿Por qué asumir que la crisis financiera sea el centro de todo? ¿Por qué no cambiamos el foco para que la crisis de cuidados pueda ser considerada un eje central?
En este caminar aparece una nueva etapa: el contacto con las epistemologías otras, con los feminismos otros. Toda una oportunidad para develar realidades diversas, para ampliar la multiplicidad de opresiones que nos atraviesan. Este encuentro nos sitúa enfrente qué es lo que necesitamos desaprender para generar proyectos que sean emancipadores. Es importante poner sobre la mesa nuestros propios sesgos e intereses, recoger la invitación de Donna Haraway por visibilizar que todas partimos de un conocimiento situado, para confrontar que no existe una única interpretación de la realidad.
Y así, seguir caminando, descubriendo las brechas en las que se puede incidir. En transición estaremos toda la vida. Pero al mencionarla, nos queremos apropiar del proceso de cambio en el que estamos inmersas.